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Mostrando entradas de septiembre, 2023

Espeluznante -tercer acto-

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Antonio poseía una habilidad extraordinaria para poner, si quisiese, el mundo a sus pies. Más que habilidad podría denominarse poder. Algo a todas luces difícil de encajar en los invariables razonamientos científicos. Por ello lo guardaba celosamente como oro en paño.  Tal habilidad o poder, llámeselo como guste, consistía en hacer suya cualquier cosa que saliese por televisión, cualquiera; fuera lo que fuese y en el lugar que estuviese. Sin moverse de casa, sin llamar a ningún número y por supuesto sin tener que pagarlo. Algo así sólo podía ser cosa del maligno mas ciertamente nada tenía que ver con el azufre y sus acólitos. Hasta los corros de viejas se santiguarían temerosas pues una cosa así no podía estar bendecida por el Vaticano.  Recurrir a supersticiones es la forma más directa para justificar lo que de otra forma no podríamos argumentar. Es tan inútil como buscar el porqué a cualquier circunstancia, hecho o suceso que no comprendemos por más que nos lo expliquen. Así es y ya,

Espeluznante -cuarto acto-

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  El hotel Ensenada es bien conocido por sus precios populares. Lugar obligatorio para cualquiera que llegue a esta bulliciosa ciudad a pasar la noche sin desembolsar una pequeña fortuna. Pero también es populoso por otra cuestión que nada tiene que ver con la calidad de sus servicios o los ya mencionados precios para todos. Al hotel le persiguen (no sin razón) historias macabras sobre desapariciones y perturbadores encuentros con el más allá. De hecho hay foros abiertos sobre ello en Internet. Legiones de frikis y autoproclamados visionarios de la verdad echan gasolina al fuego, agrandando o exagerando la sonada fama del lugar. Pero también ha habido estudios de campo serios, bueno, todo lo serios que pueden ser este tipo de investigaciones. Ahora bien, no han arrojado demasiada luz al respecto ni tampoco alcanzado conclusiones que inclinasen la balanza hacia un lado u otro.  El matrimonio compuesto por Marcial y Penélope no pasaba por su mejor momento. Mediana edad y sin hijos habí

Espeluznante -quinto acto-

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  Déjame decirte que aquello que me cuentas emocionado de tan ilógico bien podría confundirse con una quimera y lo sabes. Nuestra mente puede engañarnos más de lo que creemos y eso también deberías saberlo. No soy experto en materias médicas, ni gusto de hurgar en masas encefálicas ajenas mas si algo sé es que toda mente humana tiene la capacidad de desplegar espejismos. Quizás sea su forma de llamar la atención o tal vez deseas tanto una cosa que la ilusión mental hace el resto.  Cuanto damos por seguro puede no serlo. No platico de la exactitud de las matemáticas sino de eventos y entornos complejos a la par que imprecisos. Es más, podemos perder en cualquier instante la perspectiva. Nadie está exento y por ende mayor misterio que la mente humana no hay. Lo tengo claro amigo mío, esa y sólo esa será la última frontera a conquistar.  Permíteme la osadía porque te hablo desde la confianza. Ve a tomar consulta con el loquero. Te lo digo sin acritud y desde esta amistad y confianza que n

Espeluznante -sexto acto-

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  He aquí una titánica confrontación sin aparente vencedor. Damas y caballeros estos épicos eventos nada poseen de invento pues es y con la mano en el pecho lo afirmo tan real como sus cortas mentes humanas puedan vislumbrarlo. Esta comprometida batalla está por encima de cualquier entendimiento ya que nuestra lógica cerebral limita cualquier amago de asimilación cuando la escala tiende a infinito.  Cuanto aquí expongo ha sucedido, está sucediendo y sucederá eternamente sin que podamos hacer más que rogar no nos afecte su violencia en forma de ondas capaces de viajar por los distintos universos físicos y no físicos, sacudiéndolos todos. Somos meros espectadores de atrezzo, ignorantes de lo que nos puede cambiar la existencia en un segundo e incapaces de acertar con la verdadera dimensión de dos palabras: perpetuo e imperecedero.  Imposible describir físicamente a estos dos litigantes antagónicos. Quimérico entender personalidades y porqués. De hecho tan inverosímil resulta confront

Experiencia sensorial

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  El cáncer lo devora por dentro rápidamente y sin embargo allí está, detrás de ella, besándole el cuello. Ella Parkinson precoz y sueños quebrados. El teléfono suena bajo el agua, tonos ahogados para composiciones descompuestas. Pan, tres letras sacadas a la luz allá por el seis mil antes de Cristo en alguna parte de Sumeria o en el sur de Mesopotamia. La lluvia purga la acera y pasos lejanos el hormigón… apenas importa. Su esposa apoya las manos sobre la masa, retorciéndola lentamente, sin pensarlo, sin dirigirlo, simplemente amasando como terapia milagrosa de milagros inadmisibles. Él acompaña cada movimiento, dejando resbalar las suyas contra las de ella. Ambos suspiran perlados en sudor comedido… ingredientes perfectamente mezclados. Amasado lento, casi sin quererlo. Levadura, agua, sal y harina fermentando.  Pronto se dirán adiós, muy pronto empero hasta entonces el horno seguirá prendido y los sacos de género apilados en la trastienda. Sus manos pegajosas resbalan por el cuerpo

Espeluznante -séptimo acto-

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  Miércoles 23 de Marzo de 2014 -Bienvenidos a esta nuestra primera sesión fuera del centro psiquiátrico y espero no sea la última. –Risas entre los presentes. –Mejor que nadie sabéis lo difícil que resulta reconocer un problema para, mediante la oportuna ayuda, buscarle solución. Miraros los unos a los otros ¿qué veis? Yo veo a una reducida familia distópica que ansía asimilar los verdaderos y fidedignos valores de la sociedad. Aquí estáis, desnudando el alma, y no puedo por más que estar orgullosa de vosotros.  Como he dicho cada uno tenéis un problema el cual en realidad es, objetivamente, común a todos y que habéis enfrentado mirándoos al espejo, sin apartar la vista. Gracias a vuestra determinación la meta hacia una vida sin alcohol está más próxima. Paso a paso ganáis en confianza y esto no hace falta que lo recalque pues vosotros mismos lo percibís. A fin de cuentas yo no soy más que una herramienta para tal fin; lista y dispuesta para escucharos, aconsejaros y supervisaros.  Sé

Espeluznante -octavo acto-

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  Le dolía la cabeza como si una estampida de caballos salvajes pasase por encima de su malograda materia gris. En aquel desconcertante lugar tanto la penumbra parcial como la humedad estaban a la orden del día. Especialmente esta segunda, agarrándosele a los huesos con enconada tenacidad. Ello lo sentía a más no poder en sus huesos, provocándole tembleques generalizados que iban desde castañeo de dientes hasta movimiento involuntario de fibras musculares.  Alrededor de su persona el hercúleo abrazo de las sombras parecía hablar su misma lengua. Oscuridad a veces intensa y a veces clareada pero en cualquier caso devorándolo cuan oso hambriento a los salmones que van río arriba. Sin embargo quedaba resquicio para la esperanza porque sobre su cabeza la claridad del alba sumergía sus incisivos en aquella negrura maloliente. Esta tímida luminosidad no le reconfortaba demasiado, ni siquiera a pesar del buen día que parecía desperezarse. De hecho cada haz de luz se difuminaba a los pocos met