Cuentos al calor de la chimenea

Cuatro maridos, cuatro esposas y una taberna Las partidas al tute, historias descabelladas y los trabalenguas más complejos no eran lo suficientemente intrincados como para despejar aquellas mentes impregnadas de vino. Sobre todo estos últimos, capaces de adormecer la lengua a base de repetirlos una y otra vez. A sabiendas mejor dedicarse a las partidas de cartas o al dominó porque ninguno se antojaba lo suficientemente intrincado como para merecer el esfuerzo. Además contar con mayor o menor gracia historias escalofriantes yendo hasta arriba de alcohol no solía rematar en nada fructífero… ¡Qué insufrible condena esta ardua espera! –Voceaban a una y en plan cultureta los cuatro parroquianos presentes, alzando sus tazas de vino como si cada sorbo fuese a ser el último. El primero hablaba aturulladamente por culpa de los perniciosos efluvios alcohólicos. Su halitosis era sobradamente conocida en el pueblo y alrededores. El segundo asentía atontado, resoplando al tiempo ...